Orbis Mertig: 100 años de industria y familia

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La de Orbis es una historia empresaria y familiar, que como tantas historias de industrias argentinas comenzaron con sus orígenes en el exterior. En este caso, en Dresden, Alemania, con el abuelo de Daphne Mertig – Feldmann, la actual Presidente de Orbis.

Roberto Mertig estaba destinado a heredar la panadería familiar, cuando su hermano regresó convaleciente tras combatir en la Primera Guerra Mundial. La crisis de posguerra y la elevada inflación hicieron que el negocio familiar no fuera suficiente para que vivieran dos familias, y sumando su espíritu inquieto decidió buscar nuevos horizontes en Sud América. Contó con el consentimiento de su padre, pero con una condición: que eligiese una ciudad con puerto, que resultaría ser Buenos Aires.

Cocinas de puerta en puerta
Las buenas relaciones con el fabricante de los hornos Senking, que se utilizaban en la panadería de Dresden, le abrieron a Roberto Mertig las puertas para intentar vender esos productos en la Argentina en el año 1921. En los comienzos sería casa por casa, mientras lograba paulatinamente abrirse camino. Contaba con una ventaja: la calidad y el precio de aquellas cocinas aseguraban la subsistencia.
Su espíritu emprendedor lo llevó a ampliar la gama interesándose en un calentador de agua sanitaria que a fines del siglo 19 había sido patentado en Alemania por la compañía Junkers. En 1926 entabló tratativas para traer ese producto a la Argentina. Lo iba a lograr, negociando que le habilitaran la venta de los calentadores si también aceptaba vender los aviones, dado que Junkers, en realidad, era una compañía aeronáutica. Es así que Roberto Mertig logró desarrollar su negocio.

Planta de Villa Adelina


Taller atendido por su dueño

“Hacia 1931 nuestro abuelo ya se había establecido con un pequeño taller en la calle Perú, donde armaba los calentadores de agua sanitaria y cocinas y lo utilizaba como depósito“, cita hoy Daphne Mertig-Feldmann, recordando los primeros cimientos sólidos de Orbis. Las primeras oficinas estuvieron situadas en la calle Callao 53, en el centro de Buenos Aires, contando con su primer salón de ventas y comercial. El camino lo orientó a desarrollar un proceso industrial que tendría varias etapas, como la de la producción de las cocinas económicas alimentadas a leña como complemento del gas carbón, combustible imprescindible hasta mediados de los años 40, cuando comenzó el desarrollo del gas domiciliario. En este punto, Roberto Mertig da otro paso fundamental incorporando su utilización, tanto es así que la empresa tiene la matrícula 001 otorgada por Gas del Estado.

Pero volvamos a Roberto Mertig, cuando estaba a punto de emprender una nueva mudanza de la planta industrial, esta vez a la calle Serrano, siempre en la ciudad de Buenos Aires, a una nave de 4200 metros cuadrados que complementaba otros espacios menores apuntalando su crecimiento. “El espíritu emprendedor de nuestro abuelo le hizo crear una empresa muy flexible a los cambios”, continúa Daphne. “Uno de ellos fue pasar de una matriz de energía como el gas carbón al gas propano y natural. Somos una empresa que brinda confort ambiental mediante sus líneas de agua caliente sanitaria, calefacción y cocción, con artefactos a gas, eléctricos y solares y esto viene de aquel concepto amplio con el que comenzó todo”.

Torre de la planta

Villa Adelina a la vista
En 1948 Orbis da otro paso importante al comprar el predio donde tiene actualmente su planta principal, en Villa Adelina, partido de San Isidro, cuando la zona todavía no estaba totalmente urbanizada. Junto con esa compra se adquirieron lotes anexos donde se colaboró con los empleados para que tuvieran su casa propia. La construcción inicial de la planta industrial comenzó en 1957 y la inauguración se realizó en 1958, aunque el área administrativa, de ventas y comercial se mantuvo en la Capital hasta mediados de los años 70, cuando se unificaron en un mismo predio todas las áreas.

Debido a la necesidad de la ampliación industrial, y acompañando en 1987 la promoción industrial de la Provincia de San Luis, Federico Mertig, hijo de Roberto y presidente de la empresa desde el año 1970 hasta 2013, decidió la instalación de una planta en la localidad de Fraga, la cual tuvo distintas ampliaciones y un excelente nivel de equipamiento para la fabricación de algunas líneas de sus productos.

Nuevas marcas y mercados
A fines de la década de los 90, Orbis incorpora la marca Volcán, desarrollando nuevos productos para la misma y expandiendo su venta. Se crearon nuevas líneas de producción y estructuras de venta y posteriormente se adquirió la marca Gaselec, que cuenta con una línea de productos propios.

“Por esos mismos años se comenzó a trabajar en Brasil, donde a pesar de algunas dificultades iniciales se logró desarrollar el negocio previsto para aquel país”, aporta Daphne. “Asimismo, en Chile contamos con oficinas comerciales desarrollando la marca Orbis para dicho mercado y estamos orgullosos de estar presentes con nuestros productos en la mayoría de los países latinoamericanos”.

El presente
Orbis continúa siendo una empresa familiar, actualmente en la tercera generación y dos hijas en la cuarta que podrán seguir con dicha tradición.
La dirección está compuesta por un directorio profesional y accionistas. En el grupo Orbis trabajan aproximadamente 800 personas, muchas de las cuales han visto trabajar a sus padres y abuelos en la misma empresa.
Aquella visión emprendedora y familiar de los comienzos se mantiene y se refleja tanto en las inversiones, que realizan permanentemente para sostener los niveles de calidad y seguridad de los productos, como para incorporar nueva tecnología.

Don Roberto Mertig sigue estando
La charla con Daphne, al frente de la compañía desde 2013, hace escala muchas veces en la cantidad de personas que trabajaron durante décadas en la empresa casi como parte de la familia y, especialmente, en el abuelo Roberto, no solo porque puso la piedra fundamental, sino porque siempre tuvo presente el sentido social de la vida y del trabajo. Menciona, por ejemplo, que en 1941, antes de tener su propia casa construyó un hogar de vacaciones donde aún pasa días de descanso el personal de la empresa.

Las generaciones presentes siguen conservando los principios éticos, de trabajo y de desarrollo empresarial, continuando ese camino y velando siempre por el bienestar de sus colaboradores, para seguir enfrentando juntos los nuevos desafíos.

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